Tenemos metido en el cuerpo los acordes del chotis
acompañado de ese típico organillo. Ya se divisan los chulapos y chulapas más
castizos con sus trajes típicos, y los
claveles enclavados en la solapa y el pañuelo. Sí, es San Isidro, la festividad
de los labradores que alcanza su punto álgido en Madrid. Las calles de la
capital se llenan de gente para celebrar esta fiesta.
Las tontas, las listas, las
francesas y las de Santa Clara son las protagonistas. Y es que, también la
gastronomía madrileña se viste de gala para celebrar estos días. Y no, no
estamos hablando de nadie en concreto, sino de las rosquillas de San Isidro,
que se acostumbran a consumir en estos días. Todo un clásico de las pastelerías
de Madrid.
La base en todas es la misma,
pero se diferencian en el acabado: las rosquillas tontas no están bañadas, de
ahí su nombre; las listas se recubren con azúcar fondant, dándolas un color
amarillo; las de Santa Clara se revisten de merengue seco, y las francesas
llevan un rebozado de granillo de almendra. Simplemente, ¡deliciosas!.
¿Cómo se preparan las rosquillas de San Isidro?
Debes preparar:
200 gr. de harina, 100 gr. de
azúcar, 4 huevos, 1/2 cucharadita de levadura en polvo, 1 copa de anís, 1
cucharadita de anises, cáscara de limón y aceite de oliva.
Manos en la masa:
Lava la cáscara de limón y sécala
muy bien. Añade seis cucharadas de aceite en una sartén al fuego, y cuando
comience a estar caliente incorpora la cáscara de limón y déjala a fuego suave
durante diez minutos. Retirar la cáscara de limón y deséchala. Aparta la sartén
del fuego y deja enfriar el aceite.
Pon una cucharada de anises en
otra sartén y tuéstalos al fuego moviéndolos de vez en cuando; después,
machacarlos en el mortero hasta hacerlos polvo.
Bate tres huevos con el azúcar hasta
que estén espumosos, agrega el aceite frito ya frío, los anises, la copa de
anís y la harina. Mezcla todo bien hasta obtener una masa homogénea. Tapa el
cuenco con un paño y deja reposar la masa una hora en el frigorífico o en un
lugar muy fresco.
Dividir la pasta en partes,
formando bolitas con ellas. Aplástalas un poco y haz un agujero en el centro
para darles la forma deseada. Seguidamente, engrasa la bandeja del horno y coloca las rosquillas
de forma que queden separadas unas de otras. Bate el huevo restante y con un
pincel unta las rosquillas con el huevo batido.
Calienta el horno y cuece las
rosquillas a media potencia hasta que estén cocidas y doradas por la parte
superior.
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